Transformaciones escolares
La escuela que imagino
Un inicio
(Mientras se lee, propongo: http://www.youtube.com/watch?v=lN1SArovdF0 )
Cito a las “Memorias del subsuelo”
para intentar describir esa inmaculada visión que tenemos muchas veces de lo
escolar y el espacio educativo. “De modo
que ustedes creen en un inmutable palacio de cristal en el que no les será
posible sacar la lengua ni hacer ruidos groseros con los labios aunque se
cubran la boca con las manos…Pero yo tengo miedo de semejante palacio,
precisamente porque es indestructible e inmutable, y porque en él, nunca se me
permitirá sacar la lengua”. Para F. Dostoievski en su inmortal obra el
hombre espontáneo, el real, el normal, el que obedece los deseos de su tierna
madre la naturaleza es estúpido, y no vemos, con él, que no tenga que ser así y
en ello esté la belleza del asunto. Su antítesis es el hombre de ciencia
madura, que cual producto de probeta antes que hijo natural “se halla tan sometido por su opuesto que
llega a sentirse, con ciencia madura y todo lo demás, un ratón y no un hombre”.
Si siguiésemos aquí con el autor y más allá de la ironía, refrescaríamos toda
la honda pesadumbre que recaía en el intelectual relegado por pares y otros que,
como en Nietzche, se transforma en una suerte de reivindicación de lo que se es
por lo que no se le es reconocido contemporáneamente. Pero de lo que se trata
aquí es de ver en qué forma impacta este sentir en el espacio del aula donde la
imaginación radical debe ser estimulada, la excepcionalidad cultivada y así
poder encontrar la fractura sobre el sistema que Michel Foucault explicitaba
acerca del peso interno y la presión que ejercen las formas de regirse los
enunciados al interior, en nuestro caso de la institución escolar. Esa es la
“madre del cordero” de la relación entre Verdad y Poder que intentaremos, desde
distintos ángulos mostrar, en este blog. Puesto que para Nietzche la voluntad de verdad es un hacer sólido en
el que no se ve ningún carácter falso, la Verdad no es algo que está ahí para
ser descubierto, sino algo que hay que crear y que da nombre a un proceso, un
determinar activo, y que de este modo se vincula con la voluntad de poder, la que ha sido sistemáticamente desestimulada,
reprimida por, entre otros el sistema escolar en particular y por el
determinismo en general. Ya lo diremos en más de una oportunidad, de nada sirve transformar las normas y
dejar la institución tal como está, ni viceversa. Intentar conmoverlas en
conjunto es la expectativa, a muy modesta escala, de esta propuesta. Sin ideas
demasiado extravagantes ni muy originales tratar de alzar la propia mirada
sobre las propias prácticas escolares y ver de qué modo nos permite el
despliegue Neo tecnológico reformular tales prácticas introduciendo elementos
que aún hoy se creen extraños al ámbito que encaja de manera cada vez menos clara
en esa inmaculada caja de cristal. Tal cual la publicidad de jabón de lavar
ropa, de lo que se trata es que en las escuelas podamos embarrar los
guardapolvos blancos, de ensuciarlos como garantía de contacto con el terreno,
como forma de entender que también hay algo de lúdico en todo esto. Los
“Thought Controllers” de los que quería desprenderse Roger Waters en The Wall
con ladrillos en la pared que nos separa de la realidad. La de la Verdad como
voluntad de Verdad y no la de la Verdad determinada a secas. De la propia
realidad del alumno, la que le toca y la que quiere para sí. El alumno quiere,
sí, tiene voluntad y no debemos más que estimularla en la garantía (al menos la
de quien la escribe) que en ocasiones funciona.
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